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Ivan Vázquez

El helado, la joya del verano y un mundo aún por descubrir

El helado es uno de los clásicos de nuestra gastronomía. A pesar de continuar siendo un producto de temporada consumido principalmente en verano, y distar mucho del consumo de otros países como Alemania, algunos chefs y reposteros afirman que con el paso del tiempo se abre camino en la alta cocina y sale de su clásica faceta de postre.

Clásicos, innovadores, dulces o algo más rompedores, el helado ofrece multitud de posibilidades para todos los gustos, y continúa siendo una de las mejores alternativas para sobrellevar las altas temperaturas y disfrutar en compañía. El desarrollo de la gastronomía tampoco cesa en el mundo del frío: heladerías familiares y con años de tradición perpetúan su historia de generación en generación, y jóvenes e innovadores negocios surgen para ampliar la visión del helado y abrir nuevas oportunidades.

Alan Manín, chef de Le Llamber ADRIÁN DELGADO

Le Llamber, Asturias

En su búsqueda por crear algo propio, Alan Manín abrió la heladería Le Llamber, en Cangas de Narcea. Tras haber visto crecer la panadería familiar, Alan buscó crear algo totalmente distinto, y parece que lo está consiguiendo. «Aquí nada es lo que parece, además de disfrutar, también queremos hacer pensar», explica con una sonrisa.

Alan Manín define su forma de entender los helados como «un amor de verano», algo efímero que se vive en su momento y no se repite. Es por esta razón que sus helados tan solo pueden ser probados en verano. Cuentan con un solo tamaño y diez sabores, de los cuales ocho son fijos y dos son «efímeros». Destacan sabores como el pistacho o su ‘nocinarcea’, elaborado con crema de avellanas. Además de esto, también juegan con los cítricos, como es el caso de su helado de limón, aceite de oliva y romero. Todas estas propuestas ya les convirtieron en subcampeones de heladerías a nivel nacional.

La filosofía de Le Llamber dice todo de su propuesta: «volver a casa». Su equipo es fundamental para él, y destaca su labor para que todo funcione como un perfecto engranaje. Iván Vázquez; chef heladero, Pelado Muñiz; chef de bombones, y Rosalía Álvarez; mujer de Manín y parte vital del proyecto, Le Llamber triunfa y se plantea nuevas metas, como quizá abrir un nuevo establecimiento en una gran capital como Barcelona o Madrid. A pesar de su crecimiento y buena trayectoria, el vínculo del chef por su pequeño pueblo, Cangas de Narcea, hace de este proyecto algo muy especial. «La juventud no ve futuro aquí y sale a buscarlo fuera, y es algo que me duele ver», se lamenta Manín. Todo esto le hizo, junto a razones de desarrollo personal, le hicieron emprender este proyecto, con el objetivo también de ayudar a la localidad. El resto del año, es posible encontrar otras de sus especialidades: sus mermeladas y sus bombones, reconocidos ya como los mejores de Asturias.

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